Para comprender la obra de Ángel Delgado es necesario recurrir a su historia como artista y hombre. El devenir de su carrera ha estado marcado por su experiencia personal en la isla de Cuba a partir del endurecimiento de la política, lo cual llevó a la intolerancia, como aquella de que fue objeto en carne propia Ángel Delgado.
Desde hace un año Ángel Delgado vive en México, donde ha continuado con su labor como artista dentro de un contexto cultural distinto aunque ciertamente no muy diferente al de su país natal. La obra de Ángel es el resultado de su experiencia dentro de la cárcel. En sus ensamblajes e instalaciones se manifiestan los símbolos y metáforas de la intolerancia y el control. Echando mano de objetos sencillos Ángel Delgado propone una crítica simbólica de los sistemas políticos –sin particularizar en alguno— y revelando el sentido de humanidad que une a los individuos aún bajo la privación de sus derechos más elementales.
Dos elementos constituyen las coordenadas sobre las cuales se basa su trabajo y su propuesta artística. El primero de ellos es el de los materiales, particularmente el jabón, que comenzó a tallar desde su encarcelamiento y que representa la identidad del autor. El segundo es la simbolización de situaciones de enclaustramiento inscritas dentro de estructuras y retículas geométricas, de carácter amenazante por el sentido de molde que significan. José Manuel Springer
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